eternidad

En el país donde no existen las nubes y un sol inclemente narra las horas en las que el alma está aletargada, conviven entre historias imprecisas almas con la piel curtida por destellos de cristales sin pulir.
Nacieron con los ojos blancos, pero la gris visión del mediodia sofocante y las noches en las que el sofoco crecía entre dos cuerpos les convirtieron en seres con dos grandes lunas negras que no veían más allá de ese velo.
Crecieron sin infancia, robada por una brisa que la piel quemaba, y que transportaba lúgubres gemidos que exalaba la muerte que les esperaba al otro lado de su vida.
Amaron exasperados, dilatados por el dulce sabor de un cuerpo, sin saber que el amor crecía entre cada pensamiento y vencía a noches inmundas entre sábanas desconocidas.
Conversaron bajo sombras de chopos soñando con gotas de lluvía, hilando palabras que habían aprendido cuando aún estaban en el vientre materno, y por ello palabras únicas: cada uno tenía las suyas.
Envejecieron sin querer un día en la calma de una tarde en la que el sol quemaba hasta las pasiones más ocultas, cuando ya ninguno sabía mirarse.
y.. murieron el día que al buscar el recuerdo de una sonrisa inocente, un juego sin ganadores, una respiración calmada quemando la nuca.. no lo encontraron. Se fueron con una sonrisa en los labios y una lágrima amarga, sabiendo que mientras una nube no sombrease ese claro cielo o por lo menos el sol vacilase, la historia sería revivida por hijos que mañana nacerían de la tierra. Sabiendo que iban a prevalecer sobre el tiempo, venciendo los temores al olvido de la humanidad..