amores que matan..

El ruido de un vaso rompiéndose le despertó. No recordaba donde estaba. La boca le sabía a algo indefinible, como si hubiese estado toda la noche bebiendo agua estancada, y la cabeza le dolía terriblemente. Miró a su alrededor, y vio una pared llena de cuadros. Su mirada siguió su recorrido hasta que sus ojos se posaron en una pelirroja. Estaba en un rincón y a su lado el vaso roto..
Pensó un instante y decidió que lo mejor era marcharse de allí cuanto antes. Ella parecía tener problemas y él sólo quería dormir. Se levantó y cuando ella le vio se disculpó desesperada por haberle despertado. Le propuso repetir lo de la noche anterior. Él no podía dejar de mirar su cuerpo.. pero no, no debía quedarse. Ahora comenzaba a recordar todo.. tenía que irse! si.. había discutido con ella, la chica que aguantaba su mal humor todos los días, entonces preso de la ira había salido a buscar su suicidio en bares sucios. No sabe en que momento la chica que estaba ahora a su lado apareció, compadeciéndole e invitándole a whisky barato. Aceptó y fue con ella.. aquí había terminado. Una bella casa.. podría pasar por la de una artista marginal.
A su lado ella insistía.. si, podría ser, ¿por qué no? Un cuerpo bonito, una chica guapa.. pero no, podía, no era ella, era otra, no sabía ni quien. Pero.. como le iba a decir que no! Era preciosa, perfecta, ese cuerpecito desnudo delante de él y esa mirada suplicante. Esa mirada.. ahora lo veía, era.. era su maldita amiga con otro pelo, pero era ella.
Se acercó a ella, la cogió bruscamente de la cintura y la llevó a la cama.. allí se la folló salvajemente, sin compasión. La odiaba cada vez más. Entonces recordó.. en ese rincón.. mientras ella suspiraba con los ojos cerrados él se levantó a por le vaso roto, cogió el pedazo más punzante y comenzó a hacerse pequeños arañazos por todo el cuerpo. Se acercó a ella, le besó dulcemente las muñecas y mientras se le escapaba un te quiero le cortó las venas..